martes, 29 de noviembre de 2011

LECTURA POSIBLE / 19


HAY ALTERNATIVAS, DE VICENÇ NAVARRO, JUAN TORRES LÓPEZ Y ALBERTO GARZÓN ESPINOSA. 115 PROPUESTAS PARA OTRO MUNDO POSIBLE

Suele decirse que la verdad es la primera sacrificada en una guerra. La ya bien conocida guerra de clases de la que habla Chomsky en el prólogo al libro que comentamos, citando a Douglas Fraser, presidente del sindicato más importante de Estados Unidos, “es una guerra en contra de la clase trabajadora, de los desempleados, de los pobres, de las minorías, de los jóvenes y de los ancianos, e incluso de los sectores de las clases medias de nuestra sociedad”. Pero difícilmente podremos leer algo parecido en la prensa convencional, ya sea en inglés, en español o en cualquier otra lengua. La guerra de clases declarada por los poderosos no constituye por sí misma una novedad, como tampoco la falsedad de las premisas en las que se asienta, ni tampoco la ocultación de otros datos y otras opiniones que la ponen en entredicho. Así pues, ¿qué hay de nuevo en la guerra actual?

No parece que a nadie se le escape a estas alturas la dimensión mundial del falso discurso dominante que, presentado en forma de consenso, sirve para legitimar una guerra que persigue el mismo objetivo de siempre: el lucro. Muy atrás, y convertidas ya en meros juegos infantiles, quedan las torpes campañas de propaganda empleadas pronto hará un siglo para justificar aquella carnicería, denunciada en su tiempo sólo por unos pocos, que fue la Gran Guerra. Los exaltados discursos nacionalistas, trufados de mentiras destinadas a suscitar el odio hacia el vecino (discursos intercambiables pero aplicados a un territorio limitado), palidecen ante la gigantesca escala de la propaganda actual, difundida en todas las lenguas y por todos los medios posibles. No hay duda de que esto es una novedad, pero una novedad menor, pues lo que nos sorprende y nos abruma en ella no es más que la dimensión. Lo verdaderamente nuevo es esto: que ahora el enemigo ya no es el vecino, sino nosotros, y que no es de otros, sino de nosotros mismos, de quienes se espera de inmediato una capitulación, la cual, en un giro inesperado de las técnicas publicitarias de la guerra, debemos aceptar por nuestro bien.

La guerra moderna ya no tiene víctimas mortales, o no muchas (aparte, claro está, de la mortandad causada en el Tercer Mundo por la injusta distribución de la riqueza), y la victimización de los vencidos se manifiesta por un descenso generalizado del bienestar en todas partes y en todos los aspectos, pues de hecho se trata de una guerra que ya no es total, sino totalitaria, que afecta a todas las vertientes del individuo: a su trabajo, a su salud, a su educación, a su cultura, a su ocio, y que para obtener sus fines exige no sólo la destrucción del estado vecino, sino también la del propio. En esta guerra las fuerzas de choque son las agencias de calificación de riesgos: Standard & Poor’s, Moody’s Investors Service y Fitch, fuerzas equipadas con armamento avanzado, producto de la más alta tecnología. Los Estados Mayores de este ejército se encuentran en las oficinas de la banca internacional, la cual dispone de sucursales en posiciones avanzadas: gobiernos y bancos centrales, desde donde dichos Estados Mayores pueden realizar sus operaciones de inteligencia y de sabotaje. Sin estado, casi sin representantes políticos, desorganizada y desarmada, enfrente sólo se encuentra la ciudadanía.

Los autores del libro Hay alternativas. Propuestas para crear empleo y bienestar social en España (Sequitur, 2011) son economistas de reconocido prestigio que llevan años explicando la naturaleza del pensamiento neoliberal y sus modos de actuar, así como denunciando sus falacias y proponiendo formas de recuperar la economía, hoy en poder de unos pocos grupos financieros, para las personas. Los lectores habituales de los textos que dichos autores vienen publicando donde pueden, es decir, en libros, en sus blogs personales y en diversos foros cada vez menos marginales, ya conocen los argumentos y el arsenal crítico que emplean para desmontar la teoría neoliberal, en particular en lo que respecta a la supuesta gravedad de la deuda pública, a sus causas y a los procedimientos para atajarla. Mucho más novedoso, y de gran valor, es el último capítulo del libro que nos ocupa, el cual contiene 115 propuestas concretas y practicables, ajenas por completo a la ortodoxia dominante. Propuestas por cierto que se despliegan en torno a una economía específica que no es otra que la española, pero que en su mayor parte constituyen una saludable respuesta global a una perversión igualmente global. En efecto, no pocas de esas propuestas empiezan a ser tenidas en cuenta internacionalmente, desde Estados Unidos hasta Grecia. El libro es en sí mismo un tratado de la sensatez económica opuesta radicalmente a la irracionalidad que nos aflige.

El lector avisado observará que las propuestas enunciadas en ese último capítulo tienen un cariz que va más allá de la teoría económica, pues he aquí que es en ese apartado donde el mesurado registro económico se vuelve más claramente político. Un registro del que está ausente todo extremismo y que más bien bebe de las apacibles aguas de lo que en otro tiempo y en otros lugares fue la socialdemocracia, hoy erradicada del panorama visible, por mucho que algunos partidos sigan ostentando tal nombre. Y es que la aplicación de tales medidas, que componen lo que no hace mucho se llamaba “un programa”, exigiría una conquista de la política y por ende del estado, conquista de la que debe tratar un capítulo que todavía no se ha escrito y cuya redacción es competencia de una ciudadanía cargada de indignación y de razón, pero que con libros como este empieza a disponer también de recursos teóricos y prácticos, económicos y políticos, que podrían servir para que dicha ciudadanía, que como dicen los autores del libro “puede construir su historia”, diera un paso más allá de la indignación.

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Los autores de Hay alternativas. Propuestas para crear empleo y bienestar social en España han puesto el libro a disposición de los lectores por descarga directa en la página de ATTAC España.

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