martes, 2 de febrero de 2010

CAMPO DE TIRO

ATMÓSFERA IRREAL
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Juan Ángel Juristo
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."Después de tres novelas de enorme interés –El momento de la luna (1995), El añil (1997), La noche y la niebla (2000)– nos llega ahora este cuarto título de José Ramón Martín Largo, donde el autor vuelve a incidir en los gestos precisos de su prosa: un estilo que demora una mirada que busca e interroga a la memoria hasta que ésta viene en su auxilio construyéndose, ahora sí, la historia que sustenta la narración.


Esa unión de paisaje, de paisanaje también, y memoria, es parte indisoluble, sustancial, determinante, de esta novela donde se recrea, esto es un decir pues a veces no es más que un nombre, una referencia, un territorio, Navas, que, aunque costero, mantiene unas características donde muchos querrán hallar a Toledo, ciudad natal del escritor. En realidad, esto es lo de menos. Lo que importa en el libro es su prosa, subyugante, no fascinante, que, al modo de una melopea, logra introducir al lector en una atmósfera que tiene mucho de irreal, pero sólo porque la mirada que sobre la ciudad se abate quiere ver, de hecho ve, más que el común de los que la pueblan.


El autor ha dedicado tiempo de su vida a realizar guiones para documentales. Parte de ese arte se detecta en la narración: hay la incidencia en mirar como el ojo de una cámara, las descripciones se quieren morosas porque recrean una imagen entera, no se contentan con el esbozo, y a veces esas imágenes sorprenden por el coraje con que se exponen. La historia es sencilla: Beatriz, Sebastián, Juan, Eduardo… sobreviven en Navas a pesar de su ambiente opresivo. Y digo sobreviven porque la derrota, la claudicación de sus deseos más pertinaces, ronda siempre a la vuelta de la esquina.


En esta novela, sin embargo, Martín Largo, que siempre ha tenido en perspectiva cierta estética expresionista, ha querido airear su prosa de excesivas connotaciones de oscuro entramado y ha optado por un claroscuro que al final del libro se muestra luminoso gracias a la carga moral de sus personajes. Esto es importante porque determina en buena medida todo el desarrollo de la historia: sólo subsisten en la opresión aquellos que buscan la luz con profunda y leal determinación. Y todo ello envuelto en la prosa sugerente de la rememoración, aquella que no necesita siquiera del diálogo para explicar ciertas situaciones. Aquí el narrador contempla, solamente se dedica a mirar."

(ABC de las Artes y las Letras, 30 de enero)

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