martes, 23 de septiembre de 2014

LECTURA POSIBLE / 161

JOSÉ SARAMAGO Y MARGUERITE DURAS: OBRA COMPLETA

Desde que en 1991 el gobierno vetó sin miramientos la presentación de la novela El Evangelio según Jesucristo al Premio Literario Europeo, la relación de Saramago y su legado creativo con Portugal ha entrado en un proceso de normalización que parece idílico. Hoy la Fundação José Saramago se encuentra cerca de la Praça do Comércio, en uno de los pocos edificios de la zona que sobrevivió al terremoto de Lisboa de 1755. La Casa dos Bicos en la que se aloja es una construcción renacentista de principios del siglo XVI cuya fachada asimétrica sigue modelos italianos, y que fue erigida en las llamadas Portas do Mar, sobre los restos de la muralla romana. La institución fue creada en 2007, y reúne en la exposición José Saramago, a semente e os frutos abundante material que evoca la vida y la obra del escritor de Azinhaga, así como una colección de primeras ediciones y un espacio en el que se desarrollan actividades culturales. El antiguo edificio fue rehabilitado con mimo para servir a sus nuevas funciones, a lo que no ha sido ajena Pilar del Río, quien alterna temporadas en Lanzarote con otras frecuentes en Lisboa, adonde acude para supervisar las actividades que se celebran en la fundación que lleva el nombre de quien fue su marido.

Igualmente a Pilar del Río se debe que no haya sido renovado el contrato ya casi mítico que unía el legado de Saramago a la editorial Caminho (grupo Leya), el cual expiraba a principios de este año, lo que sorprendió no poco en los círculos literarios portugueses. A dicha editorial, que ha publicado sus novelas durante treinta y cinco años, “a fin de reforzar la visibilidad de la vasta obra” del autor, y de que ésta “perdure el máximo tiempo posible”, ha sucedido ahora Porto Editora, que en un tiempo récord está poniendo en las mesas de novedades de las librerías las obras completas de Saramago, en nuevas y cuidadas ediciones cuyos títulos autógrafos de la portada corresponden a amigos del escritor y a personajes contemporáneos de la cultura portuguesa, desde Eduardo Lourenço y Júlio Pomar hasta Dulce Maria Cardoso. Los primeros nueve títulos de la colección estaban listos ya en mayo para ser presentados en la Feira do Livro de Lisboa: A caverna, A noite, A viagem do Elefante, As intermitências da morte, As pequenas memórias, Ensaio sobre a lucidez, História do Cerco de Lisboa, Manual de pintura e caligrafia y O homem duplicado. Títulos a los que desde esa fecha han seguido Os poemas possíveis, Os apontamentos, Provavelmente alegria, Levantado do chão y Memorial do Convento. Faltan algunas novelas, entre ellas la que motivó en 1991 las críticas del gobierno contra Saramago y la escapada de éste a Lanzarote, así como una parte considerable de su teatro, su poesía, sus crónicas y su recopilación autobiográfica, que se publicó originariamente en dos volúmenes. Todo ello aparecerá en breve. Y es que hasta que Porto asumió este empeño editorial no nos habíamos percatado de la extensión de la obra de Saramago. Ni de su extensión ni de su diversidad.

Estas obras completas en trance de ser publicadas incluyen además una novedad, un texto inédito que acaba de ver la luz y que se presentará el 2 de octubre próximo en el Centro Cultural de Belém, acto en el que participará entre otros invitados el juez Baltasar Garzón. El libro se llama Alabardas, alabardas, espingardas, espingardas, título que según el editor está inspirado en versos de Gil Vicente. La novela tiene como protagonista a un empleado de una fábrica de armas que experimenta un conflicto moral entre su pacifismo innato y su oficio. El texto inacabado, que al parecer pertenece a la última época de Saramago, consta de tres capítulos a los que acompañan numerosas anotacionaes, las cuales permiten conjeturar cuál habría sido el desarrollo ulterior de la trama. Ilustrado con inspirada fantasía por Günter Grass y prologado por el cántabro Fernando Gómez Aguilera y Roberto Saviano, este libro, que constituye el mayor acontecimiento de la actual rentrée literaria portuguesa, será igualmente presentado en el llamado Braço de Prata, antigua fábrica de armas y hasta no hace mucho espacio abandonado entre los terrenos de la Expo 98 y la estación de Santa Apolonia, ahora reconvertido milagrosamente en uno de los centros culturales más activos de Lisboa.

La actualidad de Saramago se nos aparece hoy estrechamente vinculada a la geografía de la capital de su país, el mismo que una vez le fue ingrato. Dicha vinculación es en el presente una de las formas que adopta su bien conocida voluntad de “intervención cívica”, a la que se refirió en numerosos textos y entrevistas y que constituye la razón de ser de la modernidad de su obra. Pues este hombre comprometido, militante del Partido Comunista, afirmó en varias ocasiones que “nosotros, que nos llenamos la boca con la palabra humanidad, no hemos llegado todavía a eso, no somos seres humanos”. Quizá esta sencilla frase resuma gran parte, si no la totalidad, del aliento que impulsó su obra creativa, destinada a ser un estímulo, y a la vez un puente, entre nuestra existencia contemporánea y una humanidad futura.

Paralelamente a las obras de Saramago han aparecido en Francia los volúmenes tercero y cuarto con los que La Pléiade (Gallimard), en el año del centenario de su nacimiento, concluye la edición de las obras completas de Marguerite Duras. La autora francesa también dispone de una institución encargada de velar por su legado, la Association Marguerite Duras, que fue fundada en 1997 en el municipio de Duras (Lot-et-Garonne), en cuyas cercanías vivió la escritora dos años siendo niña. La Asociación organiza cada año en el imponente château de la ciudad, en mayo, “les rencontres de Duras”, unos encuentros que se desarrollan durante tres días y en los que se ofrecen conferencias, películas, obras de teatro y exposiciones. Animador permanente de estas jornadas es Jean Mascolo, hijo de Duras y director de la editorial Benoît Jacob, que entre otras cosas tiene a su cargo la distribución de los films en los que participó su madre. Actualmente en la sede de la Asociación se ofrece una exposición de fotografía, Marguerite Duras, un sìecle de présence, que se completa con la proyección del film de Michelle Porte Une maison un écrivain, Marguerite Duras l’imaginaire des lieux.

La Pléiade se ha tomado con calma la publicación de las obras completas de esta autora, cuyos dos primeros volúmenes aparecieron en 2011, a los que se unen los dos aparecidos este mismo mes y que vienen a culminar un ciclo que, como el de Saramago, se desenvuelve en todos los géneros literarios, y también, en el caso de Duras, en el cine. Como novedad, estos volúmenes revelan al lector diversos textos y documentos poco conocidos, así como gran cantidad de contribuciones críticas de especialistas en la obra de la autora de El amante. La edición ha corrido a cargo de Gilles Philippe, profesor de la Sorbona y autor de importantes ensayos sobre la literatura francesa. A él se deben igualmente los prefacios que abren los volúmenes primero y tercero de esta edición, dedicado aquél a la obra escrita por Duras hasta 1973 y éste al período 1974-1995.

En uno de sus textos recuerda Philippe la célebre frase de William Faulkner en Las palmeras salvajes: “Entre el dolor y la nada, elijo el dolor, ¿y tú?”. Y añade: “Él (el personaje de Faulkner) opta por la nada a causa de su odio al compromiso. En cambio, ella (Duras) prefiere el dolor, sin duda porque la nada, al final, es un compromiso aún más fuerte”. Para el responsable de la edición que comentamos, este dilema es una constante en toda la producción y el pensamiento de Duras, un dilema que aparece ya en 1958 en Moderato cantabile, relato en el que sus protagonistas, dominados por la pasión, llegan al asesinato, en el que no encuentran más que el vacío. De igual modo en 1964, en Le ravissement de Lol V. Stein, una mujer desposeída de su amante quiere asistir a una escena amorosa de la que ella está excluida. Perpleja, descubre la incomparecencia de los esperados celos. Pues sucede que, en su intento de conocer el dolor, Lol encuentra la nada. Y todavía en Hiroshima mon amour la protagonista está habitada por la nostalgia del sufrimiento experimentado antaño por su amado: “Al igual que usted, yo también he intentado luchar con todas mis fuerzas contra el olvido. Al igual que a usted, se me olvidó. Al igual que usted, yo quería tener una memoria inconsolable, una memoria hecha de sombras y de piedra”.

La producción literaria y fílmica de Duras es un intento de llenar esos vacíos, esos olvidos. Se diría que los deseados “sentimientos reales” que persigue se encuentran sobre todo en sus recuerdos de Indochina, en la épica lucha de su madre en Un barrage contre le Pacifique y en la precoz aparición en su vida del amor y el sexo. El progresivo debilitamiento de estas impresiones juveniles abre el camino al dolor, el cual sin embargo no es tan malo como la ausencia de todo sentimiento. Estos volúmenes nos ofrecen la posibilidad de redescubrir a una Duras despojada de su entorno, de su mitología, una mujer que eligió la soledad como condición de la escritura y que sin embargo creó una obra eminentemente colectiva.

Y también en el caso de Duras la aparición de sus obras completas coincide con la de un inédito, esta vez bajo la forma de una entrevista que nos ilustra directamente acerca de su pensamiento y de sus opiniones acerca de algunos de los temas que constituyeron su escritura: el deseo, la homosexualidad, el incesto, la prohibición de escribir, el cine, la modernidad y la ausencia de Dios. El libro, testimonio de un encuentro en 1981 en Trouville durante la filmación de un documental sobre la escritora, se titula Le Livre dit y, en edición de Joëlle Pagès-Pindon, ha sido publicado este año por Gallimard.

Por otra parte, a la celebración del centenario del nacimiento de la autora francesa se ha sumado entre nosotros la editorial palentina Menoscuarto con la reedición de El parque, una de sus novelas mayores, en la excelente traducción de Carlos Barral.

Otras veces, como sabemos, las obras completas tienen una función tan ornamental como innecesaria. Éstas, una ya concluida y otra todavía en marcha, constituyen otros tantos acontecimientos culturales que nos muestran en su plenitud a dos grandes figuras literarias, así como dos formas distintas y complementarias de concebir la escritura. Autores que son parte sustancial de nuestra modernidad y en los que queda todavía mucha literatura por descubrir.

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